lunes, 6 de diciembre de 2010

“La máscara y el juego liberador”- Monografía de Melina Semino

1 comentario:

  1. Melina escribió:

    Introducción:

    El siguiente trabajo pretende relacionar conceptos tales como: cuerpo, juglar, Comedia dell Arte y máscara, a fin de llegar a la afirmación que el uso de las máscaras en la Comedia dell Arte amplifican la expresión corporal, gestual, vocal de los personajes. Esta afirmación deviene de mi experiencia como alumna en el instituto, y de las aplicaciones hechas en mi trabajo como docente de teatro. Tomaremos el marco teórico de Elina Matoso, Mario Buchbinder, Le Breton, Jorge Dubatti entre otros, además de los textos teóricos y vivenciales realizados durante la diplomatura para apoyar dicha afirmación y conceptos. (Izq., Joan Miró - La Commedia Dell'Art)

    Tema central: El uso de máscaras cual lupa, amplifica la expresividad de los personajes


    Subtemas:
    • El cuerpo en la Edad Media y el juglar
    • La Comedia dell Arte y sus personajes
    • La mirada del cuerpo actual y el abordaje del las formas físicas
    de los personajes en la Comedia dell Arte.
    • La máscara como lupa amplificadora y su uso pedagógico en el teatro


    Desarrollo:


    El cuerpo en la Edad Media y el juglar:

    Herederos de los mimos y joculatores de la Roma clásica y pagana, mitad poetas mitad saltimbaquis, el juglar era un artista del entretenimiento que cumplía un rol social muy importante; ya que a través de sus actuaciones
    -donde mezclaba la declamación y el malabarismo, la música y la sátira, la lírica, el contar historias o leyendas-, compartía en los espacios más transitados de las ciudades medievales los saberes populares; en el que también relataba las noticias de otros pueblos, llegando a ser un “deposito de la memoria” más convocantes que los predicadores religiosos, razón entre otras, por las cuales la iglesia siempre los persiguió y llego hasta prohibirlos.

    Durante el medioevo el juglar era un actor-marginal, ya que su oficio estaba fundido con la idea de “lo bajo y lo degradado”; palabras un tanto marginales o peyorativas como: saltarines, gesticuladores, detractores, aduladores, parasiti, susurrones, etc., designaban a los juglares quienes quedaban al margen de una sociedad que les exigía respetar la jerarquía y orden social medieval. El juglar de carácter nómada y errante, se valía de su cuerpo para hacer su oficio, mantenía un uso del cuerpo abierto, grotesco , exagerado, trasgresor, capaz de emerger emociones y pasiones, que identificaban de alguna manera a un público, privado por los cánones religiosos y sociales de la época a expresarse abiertamente. El dar un espectáculo de uno mismo y otorgarle un papel relevante al cuerpo no estaba bien visto por la iglesia, de modo que el trabajo de un juglar se lo asociaba a la mentira y los excesos:

    “…La relación que se establecía con el público también era aborrecida, ya que las emociones y las pasiones que suscitaban constituían un exceso. Además la utilización de máscaras aludía a la mentira, a intentar ser quien uno no es, lo que asimilaba el actor al diablo…” (V. Eandi, pág.51)

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